NdE: Los recuadros en gris son parte de un único relato.
Teorizaciones iniciales en torno al primer momento del proceso proyectual
Pensar en la arquitectura, desde la profesión, representa uno de los desafíos más intrigante al ingresar a la carrera de Arquitectura y Urbanismo. Las preguntas nacen al intentar explicar a nuestro entorno los motivos de nuestra elección. En este ejercicio de intentar explicar, diremos que el camino de inicio comienza con “mirar” la ciudad y tratar de comprender cómo es que los arquitectos colaboran en dar forma, organización espacial y funciones a la ciudad, y lo segundo será conseguir el relato que da cuenta de la experiencia de ser arquitecto. Estamos en presencia de un camino inicial, de compleja compresión ante el problema.
Una de las primeras complejidades reside en comprender la relación entre la formación académica de un arquitecto y lo que el arquitecto hace cotidianamente como práctica profesional. Es sencillo darse cuenta que los arquitectos egresados -haciendo uso del título que lo habilita a ejercer como tal-, se dedican a múltiples actividades, como la gestión política, empresarial, asesorías de proyecto y obra, gerenciamiento de empresas de construcción hasta es posible que oriente sus prácticas hacia el arte y el diseño.
Es allí donde surgen los primeros interrogantes: acerca de las prácticas específicas para las cuales se forma un arquitecto en la academia es decir los saberes que deben ser aprendidos para poder desarrollar esas prácticas. Un problema que merece el desarrollo de este curso específico llamado Introducción al Pensamiento Proyectual.
La Casa Gusano. Un relato sobre el proceso proyectual de Fernando.
La Ñata es una mujer que impresiona desde el principio nomás. Tal vez porque habla muy fuerte, porque es una mujer de carácter y porque no se calla nada.
Mi compañero de estudio y yo, ya habíamos realizado un proyecto de remodelación de su restaurante de pastas y no había sido fácil complacerla. Entre que era la madre de un amigo de mi socio -a quien trataba como a un hijo- y que ponía en duda todas nuestras decisiones, nosotros necesitábamos encontrar una estrategia certera para poder convencerla. El trato con la Ñata no era fácil, y nosotros necesitábamos trabajar.
Habiendo concluido con un proyecto anterior de un local, la relación se afianzaba y un día cualquiera nos llamó para pedirnos que proyectáramos su casa.
Como todo inicio de proyecto, la citamos a nuestro estudio: una vieja casona de 1923, que sobrevivió al terremoto de 1944 y 1977.
La casona -como le llamábamos todos sus habitantes- fue un lugar especial que influyó en nuestra joven formación como arquitectos y que supo reunir a más de un personaje ilustre, que seguramente será citado y puesto a participar de esta historia.
La Ñata llegó como siempre, muy apurada, se sentó a fumar como de costumbre y fue directo al grano:
– Quiero que me hagan una casa en un terreno que compré en Rivadavia, pero que sólo ocupen la mitad, la otra es para mi hijo menor, para que se haga una casa dentro de un tiempo. La casa tiene que ser muy chica y de fachada curva, que abarque toda la mitad del terreno, tiene que parecer muy grande y debe tener un techo así…
Relato del proceso de proyecto de la casa de la Ñata. Fernando Giudici.
En una conferencia registrada en el libro “Idea e Imagen” de Christian Norberg Schulz el arquitecto Louis Kahn dice, “amo los inicios” .
La simple frase alude al momento de iniciar la práctica proyectual, pero estos inicios, si bien resultan intrigantes y seductores tienen características diversas y complejas. Diremos que el ejercicio profesional de la arquitectura a través de su práctica principal, “el proyectar”, como proceso, tiene una condición de posibilidad externa a dicho proceso, es decir que un arquitecto, salvo escasas excepciones, no es el demandante de su propia actividad proyectual.
En este punto, para aclarar, las excepciones al caso suelen ser el proyecto de la casa propia o aquellas ocasiones en las que el profesional tiene la posibilidad de actuar como un gestor inmobiliario, con sus propios recursos y no depende de otros actores que participen en las decisiones acerca de qué es lo que se proyecta, porqué se proyecta y para quiénes se proyecta. Lo habitual, en la cultura profesional de la arquitectura, es trabajar según una demanda generada por una persona o grupo de personas que proviene de distintos actores sociales. En el caso de nuestra historia la Ñata es una persona, pero bien podría ser un grupo de personas, una empresa, una institución o el mismo estado en sus diversas escalas jurisdiccionales.
Lo interesante es que en este caso el arquitecto o el estudio de arquitectos, es contratado de manera particular, sin mediar otro evento u actor, más que la recomendación de otra persona, ya sea a través de un lazo familiar o de amistad, etc. Son estos lazos de confianza los que pueden tener un peso y un valor decisivos al momento de contratar un servicio de proyecto y el encargo propiamente dicho. Hoy a través de las redes sociales se oferta el servicio profesional también.
…Cuando dijo un techo «así», movió sus manos y sus brazos de forma descendente y curva, como si indicara la caída de una falda larga; este gesto con sus manos nos proporcionó de forma inmediata la imagen de una techumbre de pagoda china.
La casa era para vivir sola. Ella estaba divorciada, pero sus dos hijos ya le habían dado nietos y eso para nosotros era un dato. Por último, resaltó que deseaba una casa que se “viera elegante”.
Con este pobre relato tuvimos que comenzar a pensar cómo darle forma a semejantes expresiones de deseo, que de por sí eran ambiguos, cuando no contradictorios.
El primer momento de discusión sobre el trabajo encargado por la Ñata, comenzó con mucho humor y preocupación. Nada estaba claro salvo que eran varias las contradicciones y ambigüedades y muy poca la información.
En principio, y como estrategia general, las discusiones giraron sobre la relación entre la impronta de la casa sobre el terreno y la posibilidad de darle dos espacios abiertos claros, el primero el jardín delantero que debería servir de antesala a la fachada desplegada que nos pedía la Ñata. Y el segundo espacio, más íntimo debía contener un jardín y una galería para vincular con el espacio de estar principal, que ya veíamos que tenía dos fachadas, una cóncava y otra convexa.
La convexidad sería hacia la fachada principal que mira hacia la vereda y la calle y la concavidad hacia un jardín interior…
Relato del proceso de proyecto de la casa de la Ñata. Fernando Giudici.
Ver figura 1
En el inicio de una práctica proyectual siempre se trabaja en base a información y a conocimientos. Aquella persona o grupo de personas, que demandan los servicios del arquitecto, deben tener en claro qué es lo que se requiere en términos de habitar y qué necesidades son necesarias satisfacer. Sin esta información que viene en conocimiento para proyectar, el arquitecto no puede iniciar su proceso interpretativo y reflexivo, pues no logrará construir una idea certera acerca de la demanda.
Existen, sí, otras maneras de participar como proyectista, por ejemplo, en el marco de las políticas de estado, en las que ciertos problemas sociales vinculados al crecimiento urbano y el desarrollo territorial, requieren de un equipo interdisciplinario de profesionales, que interprete y reconstruya junto a su comunidad, la demanda social. Frente a una situación de necesidades sociales urgentes, es posible que el arquitecto junto a otros profesionales y actores sociales, imaginen parte de la solución a través de darle forma a una demanda que no siempre es visible desde el principio. En este tipo de trabajos la lectura e interpretación de lo que la sociedad es en términos culturales y requiere como grupo social específico es clave. Es por ello que la responsabilidad del arquitecto radica en encontrar los medios para investigar y problematizar esta demanda, de manera concreta. Luego será su trabajo imaginar la forma y el espacio habitables. En este sentido, el desarrollo de una sensibilidad social por parte del arquitecto para interpretar a los grupos humanos y sus necesidades habitativas es crucial.
… En cierta manera, hoy podemos decir que no tuvimos la capacidad de indagar más en lo que la Ñata necesitaba. Nos conformamos con ser, tal vez, regulares traductores de sus deseos mal formulados. Y nos adentramos en esas imágenes mentales que veníamos compartiendo en nuestros ejercicios de proyecto de vivienda.
Ciertos formatos o esquemas previos que nos resultaban pertinentes tanto para el suelo sanjuanino como su clima, y, sobre todo, con ciertas prácticas comunes que alguna vez observamos en nuestras familias y en otras tantas.
Ciertos tipos de espacios, resonaban en nuestras cabezas: patios, galerías, cocina comedor, etc, y las relaciones posibles entre esos espacios para garantizar el uso de los mismos y a su vez buscar materializar una serie de nuevos espacios que sirvieran como aporte al proyecto.
De este pequeño proceso salieron dos dibujos iniciales.
El primero, un simple esquema planimétrico para emplazar la impronta de la casa e idear la concavidad y convexidad, tomando la orientación de los vientos predominantes y colocando el edificio perpendicular a esta orientación, de modo tal de optimizar ventilaciones en verano y lograr un buen asoleamiento en invierno.
El segundo, un exigido boceto en perspectiva visual, para representar un tipo de espacio posible. En este boceto se intenta plasmar algunas posibilidades para el espacio de la galería y el estar principal, ambos con muros curvos. La vinculación es a través de dos puertas-ventanas que permiten moverse de un lado a otro. El acceso al estar principal es directo, ya se esboza una puerta…
Relato del proceso de proyecto de la casa de la Ñata. Fernando Giudici.
El universo mental de las referencias
Una de las formas de dar inicio a la práctica proyectual, es recordar y reflexionar sobre el tema, a partir de las propias vivencias y sobre todo, a partir de otras experiencias profesionales ya realizadas. En la mente del proyectista convergen miles de imágenes y formas que han sido habitadas y creadas por nosotros y por otros arquitectos. En la memoria del proyectista se aloja un “banco” de imágenes y organizaciones espaciales que sirven de estímulo el desarrollo de su creatividad, alimentando definitivamente su capacidad de imaginación.
Ese “banco” es siempre construcción subjetiva y debe ser un campo de reflexión constante para el arquitecto, porque éste actúa de referencia y fuente, al momento de imaginar nuevas formas y espacios habitables. Alberto Saldarriaga Roa, en su libro “Aprender Arquitectura: Manual de Supervivencia”, lo habitable y de ser estudiosos de la historia de la arquitectura, de los procesos proyectuales de otros arquitectos y de los formatos que normalmente se utilizan para proyectar.
El universo mental de las referencias del arquitecto, no es otra cosa que el mapa mental que le permite asociar ciertas inquietudes o ideas con imágenes que son formas y espacios ya habitados, experimentados y conocidos. Pero no basta con estimular ese universo de vivencias, sino que también es preciso indagar en la historia de la arquitectura, en lo que aporta la historiografía arquitectónica para conocer las causas y los procesos que dieron origen a dichas formas y espacios habitables de las ciudades.
Por ejemplo, la casona tradicional tipo “chorizo” propia de la arquitectura doméstica sanjuanina anterior al terremoto de 1944, fue desarrollada producto de la subdivisión de las parcelas urbanas próximas a la plaza central. El tipo formal de la casa nace como consecuencia de dividir por mitades la casa de patios típica del siglo XVII y XVIII. Ese tipo de casa, heredada de la cultura mudéjar española, sintetiza aspectos de la típica casa del sur de España y de las casas árabes de las ciudades del norte de África.
Un ejemplo acerca de esta casa a patios en San Juan y que sobrevivió a los años y terremotos, es la casa natal de Domingo Faustino Sarmiento, con sus dos patios y sus dos zaguanes (Ver Figura 2). El primer patio cerrado y el segundo abierto hacia el fondo de la parcela.
La necesidad de pensar la arquitectura mientras se proyecta, exige sin lugar a dudas, modos de organización de los espacios y sus posibles relaciones, es entonces cuando la historia nos permite encontrar diversos tipos de composiciones que pueden ser tomadas como punto de partida para imaginar las nuevas configuraciones espaciales.
… Las referencias fueron un paso obligado para darle forma al primer esquema en nuestro proceso proyectual.
La misma casona donde funcionaba el estudio era para nosotros una lección de arquitectura popular: una forma tradicional de organizar el espacio alrededor de una galería muy alta, de estructura de madera y cañizo.
La casa tenía ciertos rasgos de la arquitectura típica sanjuanina y conservaba las proporciones y escala propias de las actividades domésticas.
La galería que antes era el lugar de reunión de la familia Angillieri, ahora era el espacio de encuentro vital de todos los que habitábamos el estudio...
Relato del proceso de proyecto de la casa de la Ñata. Fernando Giudici.
… Al pensar la casa de la Ñata surgían las contradicciones entre una arquitectura con ribetes locales y la necesidad de innovar en esa forma curva en la que tanto insistió.
La Casa Gusano, como la bautizamos, iba tomando forma, obligándonos a debatir y reflexionar sobre los tipos de espacios y sus usos cotidianos...
Relato del proceso de proyecto de la casa de la Ñata. Fernando Giudici.
El registro gráfico en el mundo de las referencias
El registro gráfico, como práctica para el proceso proyectual, es una de las formas de construir conocimiento, porque permite comprender y estudiar la arquitectura de un lugar en tiempo real desde nuestros sentidos. A través del boceto o croquis es posible leer la forma y la espacialidad de ciertas arquitecturas tradicionales que nos brindan datos concretos sobre los modos de habitar y los tipos de espacios que son proyectados.
En este caso que compartimos, el registro sistemático de las casonas del Médano, en el departamento de Rawson, San Juan, permiten observar ciertas constantes en los modos de organización del espacio doméstico local. Por ejemplo, la composición en forma de “U” de la casa, configurando una galería techada orientada hacia el norte y protegida de los vientos. Esta galería concentra las actividades de estar, lugar más importantes para la familia y permite relacionarse con el resto de la parcela agrícola y el paisaje. Sirve como lugar de recepción y de conexión entre el resto de las habitaciones y la cocina.
El registro gráfico en el sitio, no sólo permite percibir y registrar la forma y materialidad de la arquitectura y su entorno, sino que también es un modo de comprender los modos de vida de las personas y sus significados.
El universo mental de las exploraciones
La lógica abstracta
… El proceso de conformación de la Casa Gusano siempre siguió un patrón que investigaba lo curvo, lo cóncavo y lo convexo, intentando generar dos volúmenes yuxtapuestos: uno que contenía el techo inclinado con el estar y la cocina comedor, un espacio vacío para la cochera y luego un espacio para quincho, que permita recibir visitas y organizar reuniones familiares.
Éste último había sido una condición más, del conjunto de requerimientos iniciales: la Ñata no quería que su casa fuese invadida de visitas y pensó mejor en un lugar separado pero vinculado de algún modo.
Llegado este momento, la idea de una curva y una contracurva, se visibilizaba como un buen recurso formal, a fin unir todo el sector social de la casa y lograr una fachada continua a lo largo de todo el frente del lote.
El esquema general daba la posibilidad de organizar dos direcciones y separar las actividades más públicas de las más privadas. Las proporciones y dimensiones de los distintos espacios todavía no estaban definidos pero, los trazados geométricos y el modo de posicionar los distintos ambientes fueron quedando sobre el plano con los datos del terreno…
Relato del proceso de proyecto de la casa de la Ñata. Fernando Giudici.
La prefiguración del espacio, es un proceso de “ida y vuelta” entre un modo de componer los espacios entre sí y la necesaria visualización de los mismos, junto a la forma que adquiere la arquitectura con su lenguaje. El lenguaje de la arquitectura nos permite conseguir una impresión estética de la forma y el espacio que estamos imaginando. Su gramática, de forma análoga a la sintaxis del lenguaje oral y escrito dentro del campo de la literatura, expresa un orden de los elementos que tiene sentido para quien proyecta y luego para quien lo habita. El lenguaje arquitectónico remite a problemas estéticos, propios de la cultura arquitectónica que el proyectista pone en juego, sobre todo el contexto de producción urbana arquitectura donde se emplaza la obra de arquitectura.
… Es en este momento del proceso que pudieron entrar a dibujar en perspectiva visual, los espacios según los íbamos imaginando, para luego realizar los ajustes en la organización de los espacios en el dibujo planimétrico …
Relato del proceso de proyecto de la casa de la Ñata. Fernando Giudici.
La lógica sensible
… El croquis en perspectiva del patio privado, proporcionado de acuerdo al esquema anterior, permitió darnos una idea del patio privado de la casa. La pérgola servía como lugar de estar al exterior y conectaba con el jardín delantero y con el pasillo que conducía a las habitaciones de dormir.
El lenguaje, desnudo de ornamentos, tenía algo de la arquitectura mejicana que tanto nos había entusiasmado en Ricardo Legorreta y Luis Barragán. Colores fuertes primarios y un revoque rugoso de aristas duras. Las ventanas y puertas sólo eran huecos en el muro.
El muro curvo se veía suave, apenas insinuado…
Relato del proceso de proyecto de la casa de la Ñata. Fernando Giudici.
El estímulo y desarrollo de una sensibilidad para interpretar lo construido, la ciudad y su arquitectura, en relación a los estudios de la historia de la arquitectura, permite encontrar lenguajes propios que dialogan con lo que ya existe, a la vez que posee una vocación estética vinculada a sus habitantes. Toda propuesta de nueva arquitectura, a través de la práctica proyectual, propone un nuevo objeto que se inserta en el medio habitable y propone relaciones de semejanza, contraste o armonía, por mencionar algunos.
La mayoría de los pueblos, sitios, barrios, ciudades que identificamos como destacables y fáciles de recordar, poseen rasgos comunes en su arquitectura y por ende en los lenguajes arquitectónicos de sus edificios, por ejemplo el barrio de La Boca, o San Telmo en Buenos Aires, o pueblos como Purmamarca o Tilcara en Jujuy, o ciudades como Venecia o Florencia, en Italia, podremos advertir que su arquitectura comparte lenguajes comunes expresando así una vocabulario arquitectónico homogéneo que comunica cierta unidad e identidad.
… La fachada debía mostrar la curva y contracurva, con el techo inclinado que no respondía a una doble curvatura. Nos encontrábamos ante muchas opciones para imaginar un material de la cubierta, que se adaptara a los requerimientos de la Ñata. Tejas tipo pizarra podían servir, pero la estructura de vigas de madera que posibilitaban la doble inclinación, serían difíciles de colocar para que cualquier cielorraso con entablonado de madera pudiera seguir la curvatura.
Fue necesario consultar a constructores e ingenieros para informarnos sobre las posibilidades de construir este techo tan complejo. Por los menos en las perspectivas exteriores e interiores se percibía que la techumbre era posible e interesante.
A pesar de todo, la evolución de la Casa Gusano nos iba seduciendo y la forma de los espacios se presentaban muy agradables desde nuestra propia mirada.
La casa se mostraba muy luminosa con vistas hacia el noroeste y el sureste, permitiendo buenas ventilaciones. Nos inclinamos por una armonía de colores cálidos en la gama de los amarillos con algunos contrastes.
Todavía no hablábamos de las terminaciones pero sí imaginábamos materiales simples, revoques rústicos y pisos de mosaico calcáreo rojo.
No sabíamos qué muebles tenía la Ñata en su casa, hoy a la distancia, este es un dato muy importante.
Los muebles, las cosas son importantes, ocupan espacio y lo moldean, poseen historia, se heredan y construyen la memoria y la identidad de sus propietarios…
Relato del proceso de proyecto de la casa de la Ñata. Fernando Giudici.
El universo mental de las representaciones
Las cosas que nos rodean y que son de usos cotidiano, como los artefactos, utensilios o los muebles, son una parte del espacio habitable y por tanto de la arquitectura. Contribuyen de algún modo a definir la habitabilidad de la arquitectura y le otorgan identidad a cada ámbito. Un espacio vacío de cosas o mobiliario puede darnos muy pocas pistas de su potencial de uso. Sin ellos no es posible reconstruir la más mínima historia cotidiana de su pasado. Son los muebles y los artefactos los que definitivamente posibilitan los usos y las prácticas sociales que fueron y serán llevados a cabo. Los objetos portan una historia que, en general, se heredan a través de las generaciones. Si bien en la actualidad ciertos muebles son factura modesta y son accesibles en precio, la mayoría de los muebles de buena factura y materiales nobles no son de fácil adquisición y en otras épocas eran muy valorados y cuidados, sus dueños los conservaban y difícilmente se deshacían de ellos.
El significado que le otorgamos a las cosas se relacionan en gran parte con su uso y la practicidad que contienen, vale decir, en cómo facilitan y habilitan nuestras prácticas sociales cotidianas. De todos los objetos que coleccionamos en nuestra cultura, la mesa y la silla tienen su protagonismo, ya que permiten organizar las actividades de reunión, alrededor de la comida a la familia o grupo de personas que habita la casa.
… El proceso de imaginar los espacios nos llevó a darle forma a una serie de elementos que participan en esa gramática arquitectónica: objetos, ventanas, lámparas, muebles, estanterías, etc.
Aquí nos pareció interesante hacer un esfuerzo en “ficcionar” un comedor de diario y ambientar una suerte de propuesta de iluminación de noche. También había en nosotros una búsqueda constante de mejorar los modos de presentar un proyecto y darle a quien nos confió su futura casa, una idea más concreta de cómo luciría cada uno de los espacios de la casa.
Interesaba representar cómo se percibía un ambiente, cómo estaban articulados los espacios y cómo un simple mueble separaba dos ambientes sin desvincularlos…
Relato del proceso de proyecto de la casa de la Ñata. Fernando Giudici.
El universo mental de las técnicas
El proceso de prefiguración del espacio habitable y de su forma no está disociado de su posible materialidad, la arquitectura exige un proceso de materialización física que debe ser pensado y creativamente resuelto. La forma que se imagina será -como condición básica- construible y estable en el tiempo, deberá resistir el uso cotidiano, la rigurosidad del clima, los sismos y vientos, y todo aquel factor que la naturaleza condicione.
Todo el proceso de construcción debe ser financiado para que la arquitectura sea posible de ser habitada. Los aspectos financieros siempre condicionan al proceso de prefiguración del espacio, condicionan a las ideas que seamos capaces de generar durante el proceso proyectual. Siempre existe un proceso administrativo que regula la práctica social del proyectar y que avala la gestión del arquitecto, en ese sentido los cuerpos colegiados de profesionales y el estado mismo, regulan esas prácticas y las institucionalizan.
... Una vez verificadas algunas imágenes con las que estábamos conformes, volvimos al esquema planimétrico para ajustar dimensiones, definir las curvaturas y precisar cada ambiente que conformaba la propuesta.
Todo este proceso fue siempre hecho sin la participación de la Ñata. Estábamos acostumbrados a realizar una primera presentación ante nuestros clientes con tres tipos de documentación: un plano general tipo planta donde se pudiera ver los distintos ambientes en su posición relativa respecto al lote y entre sí; una serie de croquis a mano alzada -tipo perspectivas- para que la persona pueda comprender qué imaginábamos como forma y espacio para esos ambientes (cualidades que en el plano no se comprenden fácilmente); y por último una maqueta volumétrica con la cual advertir la apariencia exterior de la casa, construida en cartón con detalles de aberturas y las galerías o pérgolas. La maqueta siempre fue clave para la comprensión de la propuesta.
Relato del proceso de proyecto de la casa de la Ñata. Fernando Giudici.
El proceso de ajuste de las primeras ideas de proyecto siempre generan incertidumbre al tener que ser pensadas de manera simultánea, en muchas variables, desde lo más importante que son las prácticas humanas y su modo de darse, hasta aspectos dimensionales pequeños, requeridos por los artefactos que usamos en una cocina, de modo tal de saber si es posible organizar el espacio, etc., todo se piensa en simultáneo y esta condición, marcada por la simultaneidad, le imprime el carácter complejo que asume definitivamente la práctica proyectual de la disciplina arquitectónica.
El momento de ajuste y verificación en términos dimensionales, sobre todo para poder mostrar en la segunda reunión con la Ñata, la hicimos en un dibujo planimétrico, así surgió la primera planta de la Casa Gusano, con todos los locales, con su forma plana aparente y las relaciones que se proponían entre las distintas habitaciones y también de estas con el espacio de jardines y patios.
Habíamos quedado muy contentos, y esta alegría era muy simple porque sabíamos que el punto de partida no había sido muy claro y como arquitectos, habíamos logrado darle forma y espacialidad a dos o tres requerimientos de la dueña.
La organización de los espacios y la conexión de los mismos se había reducido a un simple esquema en forma de T, se podía caminar la casa y conectar con los distintos ambientes sin atravesarlos, respetando su espacio propio, desde el estar pasando por el comedor y luego la cocina, salir a un patio techado y luego llegar al quincho.
Cada volumen de la casa quedó vinculado con el jardín del frente y con patios que servían para actividades distintas sin mezclarse. El patio que articulaba la cocina con el quincho serviría para actividades vinculadas al servicio de la casa, tender ropa, limpiar, lavar, etc, con un espacio techado que proteja del sol. El segundo patio se comunica con la galería, el estar principal y las habitaciones, pudiendo servir para cualquier actividad de estar, reunirse, comer, festejar o sólo descansar.
Los ángulos complejos y los espacios deformados quedaron apoyados sobre el muro divisorio oeste, permitiendo dar mayor regularidad a los espacios principales. Logramos doble cochera y espacios de guardado por toda la casa tanto afuera como adentro.
Parecía un final feliz…
Relato del proceso de proyecto de la casa de la Ñata. Fernando Giudici.
La representación, las representaciones mentales y la interpretación de la realidad
Las entrevistas y reuniones que el arquitecto sostiene con los habitantes o los promotores del proyecto son claves. Aprender a preguntar y repreguntar, permite la interpretación necesaria para encontrar acuerdos y consensos durante el avance del proyecto. Es necesario estar anunciados de que este ejercicio de representación e interpretación de la realidad, integre a todos los actores y que permita encontrar los ajustes necesarios que el futuro edificio se vincule con la ciudad, sus habitantes, la memoria y la cultura arquitectónica local.
Son muchos los requisitos y algunas veces, complejas las soluciones, por lo que el arquitecto debe tener muy en claro sus ideas y su posición frente a la demanda social y así lograr comunicar todo aquello que justifique y le da sentido a las formas y espacios
que el imagina. Éste es su compromiso ético con el grupo social, sea éste una familia o los habitantes de un barrio. Un proyecto no sólo sintetiza la voluntad creativa del arquitecto, -importante y necesaria-, sino que también representa los acuerdos logrados, constituyendo una especie de contrato social, implícitos en la arquitectura construida. De no ser así, la deseable apropiación de estos espacios por parte de los habitantes no será posible, y el edificio constituirá una muestra de lo que la sociedad rechaza y no siente como propio.
El problema de la interpretación de la realidad es fundante al momento de proyectar. No hay posibilidad de comenzar la práctica del proyecto sin una representación clara de la realidad a problematizar. La mirada sobre lo que se relata como necesidad, por parte de los otros, los que requieren ser escuchados y comprendidos, son centrales en el proceso de comunicación.
…La reunión con la Ñata no se hizo esperar, y como siempre comenzamos muy entusiasmados a explicar la propuesta con los dibujos y la maqueta. Ella estaba un poco callada, tal vez más seria que de costumbre y de momento pidió la palabra para meter un bocado dentro de la vorágine de explicaciones que estábamos dando…
Relato del proceso de proyecto de la casa de la Ñata. Fernando Giudici.
Si bien es cierto, no siempre es fácil darse cuenta de cuáles son las necesidades reales y, sobre todo, cuál es la verdadera demanda social que está en juego, por ello el arquitecto muchas veces debe trabajar con otros profesionales que le permitan ampliar su mirada del problema. El proceso de proyecto puede asumir distintas fases o subprocesos, que se van activando cuando se presentan “huecos”, contradicciones, etc., dejando una voluntad y decisión del proyectista, asumir el compromiso de modificar el rumbo del proceso creativo y lograr acercar su pensamiento a lo que el habitante requiere. Esa es gran parte de la maestría del arquitecto. Desde esta perspectiva, el arquitecto debe ingresar en un estado de “inmersión” en términos cognitivos tal que, posibilite junto a los habitantes, construir una representación de la demanda que luego será convertida a través de la creatividad e imaginación puesta en marcha.
…Después de un breve silencio, con la terrible franqueza que caracteriza a la Ñata, nos dice…
– No entendieron nada de lo que les dije: quiero una casa chiquita y ustedes han dibujado un caserón, yo soy sola y necesito que la casa no me dé trabajo, que sea fácil de limpiar y mantener. Hay lugares que no los necesito. Y el techo no es cómo se los expliqué…
Quedamos mudos, mirándonos el uno al otro.
Entre que no nos gustó para nada su comentario y que sospechábamos que no había entendido nuestra propuesta, para nosotros había sido un fracaso. Se despidió pidiendo que revisáramos la propuesta y nos quedamos solos sin muchas palabras.
En un instante entraron Pablo y Alfredo preguntando cómo nos había ido, y por las caras ya dedujeron que la Ñata seguía siendo ella…
Relato del proceso de proyecto de la casa de la Ñata. Fernando Giudici.
Continuará…
Corolario
Hasta aquí, hemos podido encontrarnos con dos narraciones simultáneas, la primera teoriza sobre aspectos que caracterizan los inicios de un proceso proyectual y esto lo hace a través del segundo texto, el relato de la anécdota que experimentó Fernando con la Ñata y la Casa Gusano.
Veamos un poco más detenidamente lo que aquí sucede.
Dijimos que pensar en la arquitectura, nos remite a la imagen del profesional que ejerce de “arquitecto” y su consecuente práctica, pues es la imagen fuerte que muchos de nosotros portamos al ingresar a la carrera, es la idea más familiar que poseemos sobre la arquitectura. Pero no es la única “idea” sobre la arquitectura.
Lo cierto es que pensar en la arquitectura, implica distinguir al menos tres aspectos que han moldeado al mundo cultural de la arquitectura. El más reconocido socialmente es el profesional, pero los otros dos aspectos dan existencia al primero, la arquitectura como oficio y la arquitectura como disciplina. Estos tres aspectos, la arquitectura como profesión , la arquitectura como oficio y la arquitectura como disciplina no siempre han estado presentes conjuntamente a lo largo de los siglos, pero son los que hoy se entrecruzan cuando cursamos la carrera universitaria.
En la enseñanza de la arquitectura se presentan estas tres posibilidades como parte del enfoque pedagógico. Algunas asignaturas de la carrera enseñan el oficio de la arquitectura, otros los aspectos profesionales de la arquitectura y otros, orientamos su enseñanza desde la arquitectura como disciplina. Esto importa ponerlo en claro, ya que nos permite no solo comprender que la enseñanza y el aprendizaje de la arquitectura está construido con estas tres miradas, de allí es que importa distinguirlas, pues solo así, como estudiante, es posible comprender el valor para la formación desde estos tres aportes.
Solo a los efectos de caracterizar cada uno de estos modos de pensar la arquitectura, podemos decir que la arquitectura como concepto y significado, surge en la antigüedad clásica europea, más específicamente en la cultura griega y luego la romana. Es esta cultura, la cultura clásica europea la que nos legó los primeros testimonios de la “arquitectura”, no se trata solo de edificaciones, sino que hemos recibido testimonios escritos como los Diez textos de Vitrubio Polión, quien describió con absoluta sistematicidad qué era arquitectura en relación a tres conceptos fundamentales, a saber, firmitas, utilitas y venustas. Más tarde incluso serán los constructores de las grandes catedrales católicas de la edad oscura, la Edad Media, quienes se agruparán conforme a las primeras instituciones gremiales de la historia en torno a la construcción, aportarán un modo de congregarse en grupos exclusivos como los masones, los llamados “constructores” de las “grandes ideas”: una metáfora obtenida de estos constructores medievales. Este legado nos habla de una arquitectura como oficio, nos habla de un saber que solo se pone en práctica y se aprende haciendo , se trata de una praxis. Durante el Renacimiento italiano encontramos los primeros registros modernos sobre lo que puede considerarse “proyecto arquitectónico”, como ejemplo emblemático citaremos a Brunelleschi y la cúpula de la Santa María del Fiore en Florencia, Italia. Sus anotaciones técnicas de cómo debían ser construidas, las tecnologías disponibles para su ejecución y las dificultades técnicas que debían afrontar para resolverlas y los dibujos, son un ejemplo exquisito de cómo en el oficio se construye conocimiento. Aún hoy, encontramos en la arquitectura el oficio, proyectar además de una práctica social, permite evidenciar el oficio a partir de la experticia: hablamos entonces del oficio de producir arquitectura.
Por otro lado, dijimos, la arquitectura es profesión, ella se encuentra regulada por normas que le imprimen derechos y obligaciones a quienes ejercemos en el conjunto social la arquitectura, pues no solamente se norma sobre la actuación profesional, sino por la arquitectura y las ciudades que producimos, ejemplo de ellos, son las colegiaturas de los profesionales de la arquitectura, los códigos de edificación y los códigos urbanos, solo por mencionar algunos. Nuestras universidades argentinas concluyeron, al momento del egreso de la carrera universitaria, un título habilitante, listo para ejercer la profesión. Es en el ejercicio de nuestra profesión que construimos conocimientos que se vuelven a utilizar o se superan necesitarán nuevos conocimientos que elevan nuestros saberes sobre la arquitectura.
Es aquí que, si tenemos en cuenta la historia de la humanidad, -y todas las pequeñas historias y lecciones-, hace su aparición el último modo de pensar la arquitectura: la arquitectura como disciplina. Ella surge en el siglo XVIII, con el surgimiento de la modernidad, el pensamiento científico, y la organización de las grandes disciplinas que se impartían en la institución universitaria de Europa, y de allí nuestra herencia. A lo largo de siglos de arquitectura y ciudades, los conocimientos que probaron de campos como las matemáticas, la geometría, la física y el arte, a través de textualidades fueron configurando el campo disciplinar de la arquitectura, contándonos de qué se trata y renovándose a través de las distintas corrientes de pensamiento que se sucedieron hasta nuestros días. La arquitectura como disciplina y el proyecto arquitectónico como camino que nos conduce a ella, implica hacer de ellos, nuestro objeto de conocimiento, es concentrarnos en comprender sus alcances y limitaciones, sus herencias, sus cambios, su actualidad, sus dilemas, su sentido más profundo. El proyecto arquitectónico y su concreción, la arquitectura, nos permite pensar en un mundo más habitable.
Bienvenidos al inicio de este camino.
Créditos
Autor: Fernando Giudici – Marisol Vedia
Edición de textos y contenido: Marisol Vedia
Corrección, edición gráfica y diseño: Martín Krywokulski
Imagen de portada: Fernando Giudici